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Hasta el siglo XVIII, la colonia británica de Porto procedía a los enterramientos en la orilla del río Duero, durante la bajamar. Después de muchas negociaciones, en 1788, el cónsul John Whitehead consiguió adquirir un terreno para la construcción de un cementerio digno, con a condición de poseer un cercado con altos muros. Pero, solo a partir de los años 20 del siglo XIX recibió sus primeros monumentos. Cementerio de cariz romántico, tiene entre sus ocupantes muchas de las conocidas familias extranjeras ligadas al comercio del Vino de Porto. Se destacan los mausoleos de Eduardo Moser, del cónsul John Whitehead, de Feuherheard, Kebe, Jebb y Brindle y las pequeñas estelas del barón de Forrester y de la familia Katzenstein. Como se encuentra cerrado al público es necesario tocar el timbre, de preferencia entre las 09:00 y las 16:00.

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