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Construido en 1897, está considerado por algunos como el último Jardín Romántico de Porto, con características ochocentistas, donde destaca el lago serpenteante en el centro, atravesado por un puente, rodeado de árboles frondosos. Destacan los árboles resinosos que le dan un ambiente que recuerda a los bosques de montaña, y además los cedros, las sequoias y araucarias. De realzar, la escultura del médico, profesor, investigador y artista Abel Salazar, obra del escultor Helder de Carvalho.

Ubicado cerca del Hospital de St. António, aquí se puede apreciar la quietud que ofrece su diseño romántico y su densa vegetación. Tiene varias plantas de época que florecen en abundancia.

Curiosidad: antiguamente, había una secuoya gigante (Sequoiadendron giganteum), centenaria, cuya importancia fue reconocida por todos, de tal manera que dio origen a un conjunto de intervenciones performativas y temporales, tituladas "Soft Monuments".

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